Principales enfermedades de la paloma y su control

 Don Francisco Antonio Rojo Vázquez, profesor y Decano de la Facultad de Veterinaria de León, abrió el Aula Colombófila Internacional, organizada por el club Colombófilo Leonés el pasado 16 de Octubre, con una conferencia sobre "Principales enfermedades de la paloma y su control".
El año anterior habíamos oído de boca del Veterinario belga Dr. de Weert una disertación que fue mezcla de saber científico y de conocimiento exhaustivo de las entretelas de nuestra disciplina, como era de prever por el "pedigrí" de buen colombófilo del ponente. En esta ocasión, el invitado apenas conocía algunos tópicos de nuestra afición y sus contactos con los problemas cotidianos de la Colombofilia, eran, con toda probabilidad, prácticamente inexistentes. Nuestra condición minoritaria y nuestra gran asignatura pendiente en temas de divulgación, propaganda y marketing tienen la culpa. Para nuestra sorpresa, desentrañó, en cambio, el Profesor Rojo, con pericia de cirujano, gran parte de los males que asolan muchas instalaciones y que traen de cabeza a muchos aficionados, poniendo el dedo en la llaga -desgraciadamente sangrante- de muchas colonias. Su capacidad analítica y científica suplió con creces el desconocimiento que de los entresijos de nuestra afición pudiese tener. Y, a buena fe, que parecía un vidente.

Empezó su alocución vinculando el rendimiento deportivo de nuestras palomas no solo con los problemas patológicos debidos a microbios o parásitos (ya fuesen estos patrimoniales o adquiridos), sino también a otros condicionantes que subrayó tan importantes como a los primeros.  Y así nombró la necesidad de un correcto manejo de las rutinas y del  método de juego, lo ineludible de una alimentación equilibrada y en perfecto estado, el tremendo peso que la genética tiene en las prestaciones del trabajo que han de realizar nuestras mensajeras y la insoslayable repercusión que unas correctas instalaciones tienen en el rendimiento de nuestros atletas. Es decir, los auténticos puntos cardinales de la Colombofilia. El A-B-C. Sorprendentemente parecía un sabio "perro viejo" colombófilo el que teníamos enfrente.

Expuso a continuación algunos aspectos referentes a los síndromes respiratorios e hizo aquí énfasis en el mayor peso que la prevención debe tener frente al tratamiento. De hecho recomendó el tratamiento sólo en caso de individuos excepcionales y lo desaconsejó, sin excepciones, como norma. E insistió en que la prevención y la higiene no son suficientes y deben también tenerse en cuenta los llamados "factores abióticos", es decir, lo comentado antes respecto a la alimentación, a los errores de manejo... A este respecto destacó el cómo los cambios bruscos de temperatura y las situaciones térmicamente extremas influyen en la deficiente respuesta inmune de los organismos, en las defensas de nuestros voladores y, por tanto, pueden estar en la génesis de la enfermedad. Al igual que una ventilación demasiado fuerte, o una ventilación insuficiente, que hace que se incremente el amoníaco en el aire que han de respirar las palomas y que propicia un descenso, no ya de las prestaciones deportivas, sino también de las defensas y, por ende, de la posible aparición de enfermedades. Y lo mismo ocurre con el hacinamiento o con la fatiga que sigue a una excesiva producción y / o  explotación deportiva. Y, por supuesto, también con la coexistencia de infecciones. La enfermedad surgiría pues de la interacción de estas tres entidades: huésped, patógeno y medio.

Hizo después algunos comentarios sobre la enfermedad de Newcastle, que aunque puede comenzar con síntomas respiratorios, se manifiesta  fundamentalmente,  con sintomatología nerviosa y digestiva.
Es una enfermedad muy contagiosa y grave producida por un  paramixovirus (hay cepas veló genas muy virulentas), cuyas vías de contagio pueden ser directas (estornudos, salivas), indirectas (bebederos, comederos, heces), o, mas raramente, por fómites (polvo, manos sucias...).
Se presenta como diarrea (heces verduscas y muy líquidas), y síntomas nerviosos (las palomas reculan, picotean en falso -1 de 6-, sufren convulsiones, se les lateraliza la cabeza, pueden tener parálisis de alas y patas, dificultad para comer y beber, y tiene una mortandad de hasta un 50%.
El diagnóstico basado en la sintomatología clínica es insuficiente y debería acudirse, para confirmarlo, a pruebas de laboratorio: Anticuerpos, inmunofluorescencia, o cultivo del virus en embrión de pollo.
No existe tratamiento. El "stamping out", es decir, la eliminación de la colonia y su sustitución por nuevos individuos es impensable en Colombofilia.
Debe prevenirse mediante vacunaciones sistemáticas y desinfección.

Respecto a la tricomoniasis, otra enfermedad que se expresa con problemas respiratorios, dijo que tenía un alto grado de contagiosidad y era de muy fácil recidiva, es decir, que se sufren recaídas frecuentes. Está producida por un protozoo flagelado, el Tricomonas Gallinae, que está presente en el 80% de las palomas sanas.
Las vías de contagio pueden ser la vía oral de padres a hijos al darles de comer, o indirectamente por agua de bebida contaminada o por el pienso.
La sintomatología es inespecífica: laringe hiperémica, concreciones blanco-grisáceas en el pico, boqueo, sed intensa, diarrea (formas intestinales) e incluso afectación umbilical.
El diagnóstico es clínico, anatomopatológico y parasitológico.
Antes de ofrecer un tratamiento debe diferenciarse infección de tricomoniasis (presencia de tricomonas en 80% de palomas sanas). El tratamiento debe complementarse con medidas higiénicas y de desinfección estrictas.
Entre los diversos antiprotozoarios de posible uso, citó al Metronidazol, con dosis de 40 - 60 mg / Kg. de peso vivo / 5 días.

Trató a continuación otro gran apartado de  patología  en Colombofilia: los síndromes diarreicos. Comentó que la diarrea es un síntoma de etiología multifactorial, es decir, que la diarrea no es una enfermedad en sí, sino expresión de diversas causas patológicas. Y así, las infestaciones por  helmintos (capilaria, tenias, áscaris...), por protozoos  (como las tricomonas) o coccidios, por bacterias (como la salmonela, el E. Coli o el estreptococo), por virus (como la paramixovirosis), por problemas alimentarios (desde cambios bruscos en la composición de la ración, que produce alteración de la flora intestinal y pH y, a su vez, mal absorción, hasta la utilización de gramíneas laxantes en la dieta), y por último, por intoxicaciones minerales.

Respecto a los helmintos comentó la importancia variable de su capacidad patogénica, salvo en grandes parasitaciones o en caso de afectación de individuos jóvenes (pichones de 4 - 5 meses), pero sí, en cambio, indicó su importancia como patógeno indirecto, pues pueden producir un descenso en la inmunidad del huésped, en sus defensas, y hacerlo más vulnerable a otras infecciones.
Su diagnóstico debe basarse en la demostración de vermes en intestino y huevos en heces.
En la lista de posibles tratamientos, destacó el MEBENDAZOL, (15 mg / Kg de peso vivo), el LEVAMISOL (a 20 mg / Kg.), y la IVERMECTINA (0,2 mg / Kg.), que además de nematocida es acaricida, es decir, sirve para tratar a la vez parásitos internos y externos.

Los coccidios, (Elmeria ssp) tienen una gran difusión en todos los palomares y en avicultura su presencia tiene repercusiones económicas considerables. Lo más importante es significar que su presencia denuncia falta de higiene.
El diagnóstico se hace por su sintomatología, por las lesiones histológicas y por estudios coprológicos, y al igual que ocurría en la tricomoniasis, debe diferenciarse la enfermedad de la zoonosis, pues "todas las palomas tienen coccidios". La aparición de mas de 30.000 ooquistes por gramo de heces hacen el diagnóstico de la enfermedad. En este punto, desde el público se le hizo llegar nuestra preocupación por las enormes dificultades con que nos encontramos para establecer rutinas diagnósticas fiables, ante lo que brindó la colaboración de su Facultad a buscar salidas a este problema.
Como coccidiostáticos nombró al Amprolium, del que dijo era el mas moderno y eficaz (dosis de 106 mg por litro de agua, durante 5-7 días), y a las Sulfamidas.

De los parásitos externos dijo que también, y mas todavía, denuncian una importante falta de higiene en el manejo de la colonia. Nombró, entre ellos, a los ácaros de las plumas, a la sarna del cuerpo, a la sarna de las patas, y a los piojos (hematófagos, es decir, comedores de sangre, importantes vectores de infecciones  por bacterias y virus). La higiene estricta, con limpieza sistemática y aplicación de productos químicos, debe ser la norma. Nombró al CARBARIL para tratamientos, en pulverizaciones por rendijas y paredes, para el baño o como talco para los nidos; a la IVERMECTINA y al Lindano.

Como colofón, volvió a indicar -y lo repitió en varias ocasiones a lo largo de su charla- que lo más importante es apuntar los problemas patológicos como denuncia de condiciones inadecuadas de vida. Algo va mal. Así pues, el enfoque preventivo del manejo del estado de salud de las comunidades animales (al igual que en medicina humana), va a permitirnos evitar situaciones totalmente indeseables. Mejor prevenir que curar. Y volvió a dar un decálogo totalmente imprescindible:

1.- Aislamiento térmico del palomar.
2.- Evitar las humedades
3.- Ventilación óptima: ni mucha ni poca.
4.- Limitar las visitas al palomar.
5.- Eliminar moscas, ratas y ratones y visitas de gorriones.
6.- Evitar la yacija, la cama de paja con heces, que es el mejor medio para atraer a moscas y roedores.
7.- Poseer un local de cuarentenas.
8.- Evitar hacinamientos.
9.- Controlar la calidad del agua.
10.- Desinfección periódica de las instalaciones.

Y volvió a repetir: el manejo es más importante que la existencia de patógenos. ¿Volveremos a olvidarlo?

José Pereiro Francés

 

Atras